lunes, 25 de febrero de 2013

La costumbre de vivir.


¿Se puede sentir esta finitud, este deseo de ya no vivir más por pensar en haber vivido lo necesario? ¿Está permitida ésta, entre todas las formas que tiene de vivir el Hombre?

Ofendería a más de alguien (cuando ese alguien se esmera en sus "carpe diem" o en vivir la vida al máximo con pretendidas ideas de que la vida se vive hasta al final de unos 100 años, pudiéndose recorrer aquellos 100 sin haber experienciado algo sublime... como para decir, segundos antes del final, y cobardemente, "confieso que he vivido...") con esta soberbia de pretender haberlo vivido ya todo.

Nada de lo que pudiere lograr hoy, material o espiritualmente hablando, podría entusiasmarme o lanzarme a la vida, y que me perdonen quienes creen que lo mío es poco para creerlo inconmensurable.

No es mía la pretensión de haberla consumado. No nace en mí. Ocurrió como algo que colmó mi espíritu -minado y varias veces recuperado, y que podría juzgarse incluso pequeño e informe- hasta derramarse en mis propias manos. No significa esto, en todo caso (y que no se confunda), que palpita un reproche, o que habita en mí la idea de ponerle fin...

Pero ¿Cómo admito o libero eso de mi existencia? ¿Cómo dejo de pensar en eso de tal forma que no conviva en esta dicotomía? ¿Cuándo y en qué momento me absorbe una de estas dualidades para diluirme en un todo sincero y llano?

¿Acaso el sólo hecho de ser Hombre implica arrogarse el derecho de vivir hasta las últimas consecuencias y tolerar esta costumbre de vivir?

Reniego de lo útil de la vida si vivir es un vacío por llenar, un aburrimiento por aplacar ...

Es por eso que no amo ya la vida. En cambio, vivo en que la amé. El resto, es mi no-existencia, mi materialidad, la aguja de un tocadiscos que rebota al tope del hilo de la vida.


"¿Cómo compaginar
la aniquiladora 
idea de la muerte
con ese incontenible 
afán de vida?
¿cómo acoplar el horror
ante la nada que vendrá
con la invasora alegría
del amor provisional
y verdadero?
¿cómo desactivar la lápida
con el sembradío?
¿la guadaña 
con el clavel?
¿será que el hombre es eso?
¿esa batalla?"


Decía Benedetti.

Para decirme que vivo entre esos muros.
Entre flores secas, muy negras, y paisajes agrestes
Entre el afán y la quietud,
Entre el deseo de permanecer inmóvil
en medio de la danza,
-aquel cortejo previo al absoluto
con su máscara tiznada-
invitando a tomar sus manos...
Cuando yo poco sé de bailar.

martes, 5 de febrero de 2013

Y ahí estoy yo:
Buscando consentir con mis propias palabras
cuando lo que me nace del pensamiento no es más que un fin postergado.
Música disonante que en tanto concreta
más me aleja de ti.
"¿Qué estarás haciendo en este momento?",
subliminalmente reza la musiquilla,
lo único cercano a tu mano y a la
historia que nos retrasa.

Mientras más pienso,
más me abandono,
y más te abandono, amándote.

Más concreto por irreal,
menos te amo
pero más te amo
como aman todos.

viernes, 1 de febrero de 2013


"Para amar cualquier cosa, hace falta que la hayan visto y entendido después de mucho tiempo... Bola de idiotas!"