No me socorre Dios,
no me interesa:
Me socorre el amor
lo eterno
la mujer infinita
el estallido de miles de luces
delicadas
en un escote
bien sea que camine por una vereda
sancochada por el sol
o corra de espaldas
y trastabille en frente de todos
para mí eso es flotar
Es con todo ello
donde hago las paces
No me interesa Dios, no me socorre:
Sólo espero los destellos divinos
de una tarde metalizada a punto de morir
aun cuando -aparentemente-
fueran uno y lo mismo
viernes, 23 de diciembre de 2011
martes, 20 de diciembre de 2011
Rosalía de Castro (1837-1885)
El único recuerdo que tengo, es de haber encontrado su poesía cuando estuve tras los pasos de la historia celta. De su literatura. El punto es que al poco andar me topé con la Saudade (tristeza o melancolía por una pérdida o distancia de lo amado, o bien, canto ya sea al amor o a la tierra soñada). Una que otra coincidencia me llevó además a la película "Mar Adentro", de ya saben quién, y en la cual se incluyó en su soundtrack una intepretación en galego de parte de Luz Casal de "Negra Sombra", un poemazo de Rosalía de Castro que, de alguna manera, me recuerda a nuestra Gabriela Mistral, aunque en parte -y sólo en parte- por su hermoso legado.
A continuación unas breves líneas de "En las orillas del Sar". Sencillamente grandiosa e inspiradora.
Orillas del Sar
I
A través del follaje perenne
que oír deja rumores extraños,
y entre un mar de ondulante verdura,
amorosa mansión de los pájaros,
desde mis ventanas veo
el templo que quise tanto.
El templo que tanto quise...,
pues no sé decir ya si le quiero,
que en el rudo vaivén que sin tregua
se agitan mis pensamientos,
dudo si el rencor adusto
vive unido al amor en mi pecho.
II
Otra vez, tras la lucha que rinde
y la incertidumbre amarga
del viajero que errante no sabe
dónde dormirá mañana,
en sus lares primitivos
halla un breve descanso mi alma.
Algo tiene este blando reposo
de sombrío y de halagüeño,
cual lo tiene, en la noche callada,
de un ser amado el recuerdo,
que de negras traiciones y dichas
inmensas, nos habla a un tiempo.
Ya no lloro..., y no obstante, agobiado
y afligido mi espíritu, apenas
de su cárcel estrecha y sombría
osa dejar las tinieblas
para bañarse en las ondas
de luz que el espacio llenan.
Cual si en suelo extranjero me hallase,
tímida y hosca, contemplo
desde lejos los bosques y alturas
y los floridos senderos
donde en cada rincón me aguardaba
la esperanza sonriendo.
III
Oigo el toque sonoro que entonces
a mi lecho a llamarme venía
con sus ecos que el alba anunciaban,
mientras, cual dulce caricia,
un rayo de sol dorado
alumbraba mi estancia tranquila.
Puro el aire, la luz sonrosada,
¡qué despertar tan dichoso!
Yo veía entre nubes de incienso,
visiones con alas de oro
que llevaban la venda celeste
de la fe sobre sus ojos...
Ese sol es el mismo, mas ellas
no acuden a mi conjuro;
y a través del espacio y las nubes,
y del agua en los limbos confusos,
y del aire en la azul transparencia,
¡ay!, ya en vano las llamo y las busco.
Blanca y desierta la vía
entre los frondosos setos
y los bosques y arroyos que bordan
sus orillas, con grato misterio
atraerme parece y brindarme
a que siga su línea sin término.
Bajemos, pues, que el camino
antiguo nos saldrá al paso,
aunque triste, escabroso y desierto,
y cual nosotros cambiado,
lleno aún de las blancas fantasmas
que en otro tiempo adoramos.
lunes, 19 de diciembre de 2011
ninguna sonrisa teledirigida
ningún contacto
que no haya sido determinado por
un protocolo
y yo haciendo chocar nuestros ayeres
con este mañana imaginario
al borde de destruir lo que soy
déjenme hacer mi deporte tranquilo
continuar con mis lecturas
y con mi futuro paranoide.
-sepa usted que no necesito una sonrisa tan clara,
o unos ojitos tan de tierna niña cansada
sobre mi pecho hendido por amores...
-¿o sí?-
ningún contacto
que no haya sido determinado por
un protocolo
y yo haciendo chocar nuestros ayeres
con este mañana imaginario
al borde de destruir lo que soy
déjenme hacer mi deporte tranquilo
continuar con mis lecturas
y con mi futuro paranoide.
-sepa usted que no necesito una sonrisa tan clara,
o unos ojitos tan de tierna niña cansada
sobre mi pecho hendido por amores...
-¿o sí?-
sábado, 10 de diciembre de 2011
viernes, 25 de noviembre de 2011
Están petrificados los recuerdos
anidan en ese lugar donde involuntariamente
quedaron tras un error que formó
parte ineludible de una vida que no halló márgenes
del andar armonioso
creó historia
del movimiento tierno
inventó nuevas formas de vida
los pasos que das tienen el ritmo
del sueño y
de tu andar cancino vibran mis manos
en tu cintura
el amor hoy tiene gusto a papel
a letras juveniles
a sombras del deseo
tributos al sudor...
anidan en ese lugar donde involuntariamente
quedaron tras un error que formó
parte ineludible de una vida que no halló márgenes
del andar armonioso
creó historia
del movimiento tierno
inventó nuevas formas de vida
los pasos que das tienen el ritmo
del sueño y
de tu andar cancino vibran mis manos
en tu cintura
el amor hoy tiene gusto a papel
a letras juveniles
a sombras del deseo
tributos al sudor...
viernes, 11 de noviembre de 2011
Victoria
no sé qué pasaría si por coincidencia o error vieras mi cuaderno
con tanta hoja misteriosa. Con tanta cosa ahí,
y tanta cosa poca también
pienso, eso sí, que la lucha diaria sostenida con el espejo
cambiaría su foco de atención
qué duda cabe.
mientras, en el discurso en que nos pretendemos
en el intervalo de una luz verde parpadeante
cuando nos paraliza la luz roja que nos devela el misterio
es mejor que me muestres la pierna y yo me haga el apuesto
a riesgo, está claro, de que nos ahogemos en mi lisonja por salvarme
jueves, 10 de noviembre de 2011
"ein wort -du weißt: ein Leich". (una palabra -ya sabes: un cadáver) [Paul Celan].
Yo no pido que me escuches
quiero el canasto de rosas
tu pecho en el paladar
o morir juntos de sed
a falta de una palabra
y cuando esta duerma
como Qin lo hiciera bebiendo vino:
hagamos retroceder la luna
o encendamos la serena mañana
-desaparezcamos
en la vertiente fresca
de la delgada luz de la vela
miércoles, 9 de noviembre de 2011
martes, 8 de noviembre de 2011
La Musa
Atada, triste, apática y azotada
sonriente, dulce, desinhibida
cansada siempre de ti misma caes en mis brazos
soy visitado por ti
sólo en partes
retazos jamás mezclados
que arman
tu sustancia
El milagro de la vida
Quizás cuando todo el mundo sepa
que todo desvío y problema eludido
te haya llevado a tamaño
puerto y destino
irán directo a las tierras húmedas
y cambiarán de ubicación
sus cruces
Todo porque el puesto donde
esperaba sentada la felicidad
ha sido cambiado de lugar
que todo desvío y problema eludido
te haya llevado a tamaño
puerto y destino
irán directo a las tierras húmedas
y cambiarán de ubicación
sus cruces
Todo porque el puesto donde
esperaba sentada la felicidad
ha sido cambiado de lugar
enviado hacia otras sombras
distraído en otras decadencias
reescribiendo el curso del perdón
distraído en otras decadencias
reescribiendo el curso del perdón
domingo, 6 de noviembre de 2011
El final, la despedida de tu boca
He ahí, luego de eso,
la caída,
el ruedo al vertiginoso camino que conduce a las lágrimas -siempre inútiles.
A las palabras sin contacto entre ellas.
Al desarrollo de la musculatura pulsional.
A los desvíos y a otros exilios...
viernes, 4 de noviembre de 2011
Regreso envejecido
inconsistencias de la memoria:
hoy me siento a hablar de amor quinceañero
e insulto a la conciencia juvenil,
renegando de la convulsividad
y mientras me depuro
se desvanece la inmortalidad
de todo lo que tocaste
más vale sentarse a la sombra de un árbol
y hacerlo como lo hice 15 años atrás:
hablar de nosotros
como si fueran veinte años después
martes, 1 de noviembre de 2011
como si estuvieras durmiendo a unos metros
Algo en la historia del día cuenta todo el tiempo
que ya no queda lugar
no queda puerto, ni vereda ni parque por visitar
así y todo algo cae en los sueños
desde lo alto
y lo visitado en él
duele lo mismo que una novedad
Quiero que quede claro que no te amo
que los sueños no me corresponden
que ya han dejado de ser míos
martes, 25 de octubre de 2011
Ver, oír, amar.
Salir de estos lugares. Obligarme a no pensar. Formar parte de otras atmósferas. Observar bosques. El mar. Mirar a la gente amándose o algo parecido, o ver la nada con naturalidad en sus rostros y ahogar el flujo de las ruinas de mi conciencia, hoy llena de panoramas y de un futuro impostor. Dejar de darle un pretexto como este a los malestares y tener mi propio infinito allí donde reside esta nada y la neutralidad, donde no existe hastío que no se halle bajo el aplastante rito de contemplar la naturaleza o en el de amar locamente una mujer. En fin, odiar eternamente estos inmundos barrotes de hierro y estas malolientes máscaras, las imposturas de las que todo el tiempo nos convencen de que nos hacen continuar.
martes, 27 de septiembre de 2011
Pero por otra parte.
"Y mientras caminábamos, mirando sin reflexión alguna los ventanales de las tiendas, tracé en dirección a la conciencia un pensamiento que me mantuvo muy ocupado en tiempos en que llovían significados, cuando no existía manifestación y acto que no surgiera antes del cuerpo. No era curiosidad literaria la Natalia, de Azócar, teniendo en cuenta, por otra parte, la existencia de Nadja de Bretón. No puedo evadir el hecho de que, por aquel entonces, me dejé invadir hasta la asfixia, luego de leer estas novelas, por la extravagante idea de escribir un libro, mi propia historia, que versara acerca de mis inquietudes con respecto a una mujer. Estaba loco por ella, y no quería esperar un sólo día más para dejarme caer enteramente en el delirio. Sin mucha pretensión supongo, era aportar con otra novelita que tratara del amor, la locura, y esas cosas, de las que tan poco sabemos (aun cuando da la casualidad de que estamos, muchas veces, en efecto, chapoteando en ese mismísimo charco). Pero el punto era que esta similitud me extendía la posibilidad, viva y palpitante, de exteriorizar, con igual o mayor energía, una condición que por entonces me parecía de orden universal. Como una verdad ligada al amor que se imponía, en cierto momento de la vida, ante todo hombre.
Así las cosas, aparentemente, no había nada que me detuviera. Pero no es sino esta tarde, durante el paseo, cuando al lado de esta mujer siento que toda filosofía hace agua. Podría aclarar desde este momento que no sostengo sin cautela la posibilidad de caer en la idealización. Por lo pronto, describir, en este caso, sus rasgos y particularidades, aun cuando sean físicos o de otra índole, incluso los más sencillos, pertenecen exclusivamente a la diferencia que hace resaltar la oposición, el contraste y la experiencia de otras imágenes. Pese a la trampa que se tiende para caer en eso, de todas maneras, no sería sino una forma superficial de dedicarle todo tipo de palabras a una cuestión quizás un poco más compleja. Y no lo digo por ella. Sino por mí, por cierta falta de costumbre en este tipo de hallazgos, toda vez que los encuentros relacionados con ciertas musas hablan de almas, aparentemente, esenciales, libres, puras, e incluso despiadadas, se le mire desde el plano de las ideas o desde la corporeidad misma..."
miércoles, 14 de septiembre de 2011
"No pienso más que en usted"
Ya es cotidiano tocar siempre el mismo punto. Lo cierto es que entre todas las cosas que hago, en las horas que intento llenar con distracciones, siempre sobreviene algo que pone en duda la satisfacción de lo que intento, como si no reconociera en mí aquellos actos de los que me valgo para lo que sea. De qué valdrá el día si está puesto ahí como un guante quirúrgico es la pregunta, aun cuando al final del día encuentre su valor, por cierto entremezclado -y diluido casi- junto al resto de los eventos con que se compone hora tras hora.
Pero me agrada pensar en el evento que marca el día, acaso el único que responde a todos los sentidos, y que siempre termino recordando como si lo acabara de soñar. Como es cotidiano, todo lo que pueda describir y adorar en ello está irremediablemente sujeto a la brutalidad del escándalo y el embellecimiento. Creo que otorgando brillo se contrarresta la opacidad, que siempre intenta empañar el cuadro de la memoria. Pero es tal su arbitrio, tal la fuerza del contraste, que la danza en torno a la figura somete a juicio la naturalidad de esta belleza.
Por de pronto, en esta danza, me veo deseando que todo gesto, incluso lanzado al vacío, esté dedicado a todo lo que he aprendido en esta vida. Hacer de una sonrisa una pregunta, o hacer de sus ojos perfectos, y de sus labios, la energía y alimento de los sentidos, acaba siendo el recordatorio incómodo de que, pese al tedio del día y todo lo que acaece, estoy bellamente atado a su imagen, a seguir amándola por deducciones, como si en ello nos permitiéramos la esencia.
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