viernes, 4 de noviembre de 2011

Regreso envejecido

inconsistencias de la memoria:

hoy me siento a hablar de amor quinceañero
e insulto a la conciencia juvenil,
renegando de la convulsividad

y mientras me depuro
se desvanece la inmortalidad
de todo lo que tocaste

más vale sentarse a la sombra de un árbol
y hacerlo como lo hice 15 años atrás:

hablar de nosotros
como si fueran veinte años después

2 comentarios:

  1. Anoche estaba conversando con mi primo sobre nuestra infancia bajo un árbol y las estrellas. Quien nos viera y quien nos ve, qué hubiese pasado si lo de nosotros hubiese resultado... Eso ya no importa, hoy acabo de leer la conclusión a esa noche de recuerdos y sonrisas. Qué ganas de retroceder el tiempo y llegar a esa edad donde el miedo, la ansiedad y la pena no existían... Pero también pienso que si estuviese eternamente pegada en esa era hubiese perdido mucho.

    Nuevamente te lo digo: Me encanta como piensas y escribes.
    Saludos

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  2. Todo presente y todo futuro lleva la impronta del pasado, amiga Jasna.

    Es cierto que todo castillo fue alguna vez construido a la escala de la niñez, pero la virtud (ahora que estamos grandecitos) reside en el hecho de poder visitarlo de vez en cuando... y jamás negarlo.

    Gracias y saludillos

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