jueves, 14 de marzo de 2013

Hornopirén sudaba -corrían gotas gigantes por la calle
y se escuchaba el rugido del titán aún estando muy lejos

el grito siempre alimentaba mis pesadillas
bajo un concierto de ranas que croaban 

yo soñaba en ese entonces, cada tarde,

-ansiaba tanto que ocurriera por las noches...-

con una luz que entraba por la ventana
y le tocaba las piernas
mientras yo me arrastraba por ella
amándola de punta a punta

no veía sus ojos celestes sino entreabiertos
ni tampoco sus mejillas, ahora ligeramente rosadas
como pocas horas antes 
tan pero tan claras

la cama se convertía en un torrente lleno de cisnes,
Algo se zambullía en la laguna de su espalda
Y el estuario del Reloncaví guardaba absoluto silencio.


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